Me gusta la revista Seúl. En el último año publiqué algunas notas, en algunos casos sobre temas difíciles y sobre alguna incomodidad: con la disonancia cognitiva que me produce la admiración por el movimiento de DDHH y su acercamiento (costoso) al kirchnerismo, con la expansión de las narrativas de democracia en peligro que me parecen que no van pero hay un problema allí y sobre la trampa central en la que se encuentra atrapada la coalición de gobierno, que tiene que ver con causas judiciales en marcha sobre personas que arrastran miles de votos—y sobre una salida por arriba a ese laberinto (que se demostró improbable ante la para mí inesperada derrota legislativa del oficialismo). También, menos incómodo, presenté una crítica a la última propuesta de reforma judicial del oficialismo. Y tuve el placer de releer Un país al margen de la ley de Carlos Nino.

Allí están, por si interesan.