Ingredientes

  • Papada de cerdo (guanciale) - 75 g
  • Tomates maduros o en conserva - 250 g
  • Queso Pecorino - 50 g
  • Espaguetis - 250 g
  • Guindilla un trozo
  • Vino blanco un chorreón
  • Sal al gusto

Proceso

Comenzamos preparando la salsa. Para hacerla, cortamos el guanciale o papada en tiras y lo cocinamos en una sartén, añadiendo un trozo de guindilla que aromatizará la carne y la grasa que desprenderá. Si no encontrais papada o guanciale italiano podéis utilizar panceta o bacon sin ahumar, aunque en rigor ya no será una Amatriciana de libro.

Cuando esté listo, añadimos el vino, dejamos que entre en ebullición dos minutos, retiramos la carne y la reservamos, dejando los líquidos en la sartén. Nos ponemos a preparar la pasta, ya que la salsa está prácticamente lista y como ya os explicamos aquí, debemos terminar ambas preparaciones de modo simultáneo por lo que la cocemos al dente en agua abundante con sal.

Mientras se cuecen los espaguetis, freímos los tomates bien picados en la misma sartén donde cocinamos los trocitos de guanciale y dejamos que se deshagan y espesen hasta formar una especie de salsa de tomate frito casero.

Retiramos la guindilla y reincorporamos la carne, salteando el conjunto para que se integren los sabores. Sacamos la pasta de la cacerola, escurriéndola bien y la servimos en los platos. Añadimos en cada uno una cucharada de queso pecorino rallado y cubrimos con la salsa Amatriciana. Llevamos a la mesa más queso para que quien quiera pueda añadirse en su plato.

Tomada de por ahí, por utilidad